domingo, 3 de julio de 2016

Puente



Andaba yo por la calle Kilimanjaro cuando vi al anciano que se sentaba en la calle a pedir dinero. Se encontraba día tras día en el mismo sitio entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche. En cuanto tocaban las campanas las nueve, se levantaba, cogía su sombrero con la recolecta del día y bajaba unas escaleras que se encontraban cerca.
Nunca me había parado a pensar en cómo sobreviviría, cómo sería capaz de llevar su cotidianidad. Pensé en preguntarle, pero supuse que sería incómodo para él (o tal vez para mí), él era un hombre pobre y yo mal que mejor podía tirar para adelante, tenía un techo donde dormir, un trabajo con el que ganar dinero y pan que llevarme a la boca.

Conforme pasaron los días mi curiosidad iba en aumento y como no podía preguntarle (tal vez no quería, ya fuera por la incomodidad o porque no quería hablar con él pese a mi curiosidad), dediqué parte de mi tiempo a observarle. Tomé un café todos los días en un bar que se encontraba frente a su calle. Él se sentaba religiosamente a las cinco y estaba horas y horas sin moverse ni tan siquiera un ápice (acabaría con el culo destrozado de seguir así), a las nueve continuaba su trámite, cogía sus cosas y mientras bajaba unas escaleras desaparecía de mi vista.

Todos los días repetía la misma historia, al final fui una mañana con la intención de bajar aquellas escaleras, pero no lo hice, tal vez fue el miedo a encontrármelo y tener que darle una explicación, pero ¿Por qué debía darle explicación alguna? Bajando las escaleras se encontraba la parte inferior de un puente, era un lugar público, de todos, nuevamente me asaltaron varias cuestiones ¿y si no quería verlo? ¿y si no confiaba en él? Pero por qué no confiaba en él ¿acaso desconfiaba de todas las personas desconocidas? La respuesta era no. No desconfiaba de todas las personas ajenas a mí, desconfiaba de él, de repente me vinieron a la mente preguntas que antes no quería oír u ocultaba deliberadamente ¿Y si me atraca? ¿Y si me intenta hacer algo? ¿Y si me pide dinero? Desconfiaba por ser pobre, por ser un sin techo, por ser un vagabundo. Me puse triste, yo que pensaba creer en la igualdad, en un mundo más justo, en ir en contra de los prejuicios, yo, estaba yendo en contra de todo lo que supuestamente defendía. El sería un hombre pobre, pero yo me sentía un pobre hombre.

                                     

Caras:

Tenemos cara
y máscaras
que pueden salir caras.

Faceta prisma y lados,
una hipótesis de saliente X
o tal vez Y.

Dime dónde mirar,
que quieres ver,
y te diré si mi prisma
tiene su luz o la tengo que buscar.





Fotos de Silvia Martín. http://500px.com/SilMar