viernes, 25 de noviembre de 2016

A Fernando Macarro

Y sembrado el silencio cuando la lluvia repicaba en las ventanas la noticia llegaba, habías muerto. Llevabas un día en estado grave y al fin tu luz se apagó.
“Amar a los demás es la mejor manera de amar a uno mismo”, tal vez una de las frases que mejor refleje tu ser, tu vida.

Los retazos de memoria nos llevan a una orilla del mar donde mientras el viento y las olas compaginaban su existencia esperábais los barcos ingleses que nunca llegaron. Sin embargo si apareció el buitre negro, ese buitre que llevaría la vida de tu padre y de tu Madre, el mismo que te encarcelaría mientras te condenaba a muerte.

Tras los barrotes de color gris que opacaban el sol para cerraros la esperanza, cortaros las alas y abrir las lenguas, fue donde empezaste a sentir en tus carnes las garras mientras se alimentaban de tu vida y te hacían olvidar las hojas mientras resurgías en forma de padre, madre e hijo.

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.

Querías que la poesía llamara a las puertas del mundo para pedir solidaridad con las personas que luchábais contra la dictadura. Tú hablabas de los héroes oscuros, gente sin nombre, gente anónima que sufrieron lo que tú, pero que no tuvieron un reconocimiento, esos héroes y heroínas cuyo voz quiere callar el mismo buitre que te tuvo en sus fauces veintitrés años. ¿Cuál fue vuestro pecado?

Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso aquí entre rejas,
en diecinueve inviernos
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
ya muerte mi condena,
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra de arcángel
vengador en mis venas:
España es sólo el grito
de mi dolor que sueña.

Con ese pecado se fueron quemando tus primaveras que recorrían las cárceles con entereza, orgullo y dolor. Dejas un legado de resistencia, de honradez, de poesía. Por qué la poesía es un arma cargada de futuro y tú nos demostraste su valía para ti, para nosotros, para el mundo.

Y ayer te apagaste después de una vida de poesía, de futuro. Tu herencia resonara en cada voz, en cada silaba, en cada vocal que salga de nuestras roncas gargantas. Cada verso está sembrado de ejemplo, de ti. Descansa en la tierra leve y sé parte de nosotros, sé parte de este amor hacía un mundo solidario, hacía un nuevo mañana, porque como decía Hegel: “Amar es dejar de ser, para ser más”


Retumban los tambores 
d'esta tierra nuestra,
donde cantan los labores 
que la siembra labran.
Sombra de esperanza 
que en la cárcel no murió
y por el viento su grito 
el alba logró.
Miles de puños 
emergen en el aire,
Miles de corazones 
lloran tu partida.
No es muerte
ni llanto 
ni agonía 
yo te prometo mi vida
en la lucha combativa.


En Honor a Marcos Ana.

Foto de José Camó.

























domingo, 16 de octubre de 2016

El rey de los relatos y el aprendiz de humo.

Años atrás en una plaza de pueblo se reunían las personas para hablar, jugar e interactuar. En dicho lugar había un anciano que días tras día se sentaba en una silla y contaba a la juventud que a su alrededor se congregaba las historias de su vida, desde sus peripecias de infancia hasta sus desventuras en el amor y trabajo.
Cada año que pasaba, menos mocedad se reunía a su vera, las historias acabaron por reiterarse, la infancia dio paso a la adolescencia, donde ya no interesaban tanto las historias ajenas como vivir las propias. Y las costumbres de reunión comunitaria se fueron perdiendo.
Con el tiempo el viejo falleció mientras aquella juventud se convirtió en adulta y el pueblo sufrió el éxodo a la ciudad.

Un joven que había vivido en aquel pueblo y se crió con las historias de aquel anciano, trabajaba en la ciudad como repartidor de periódicos para poder pagarse unos estudios y su habitación.
El joven recorría todos los días el mismo camino y en su tránsito diario veía múltiples oradores que subidos a un pequeño taburete profesaban a viva voz sus ideas, religiones, o costumbres. Tenía mucha curiosidad por este tipo de gente y siempre que podía se acercaba a escuchar. Escuchó todo tipo de discursos y métodos. Cada orador tenía su propio estilo, sus propios argumentos, conceptos capitales, muletillas, etc. Pero había algo raro y es que de algún modo u otro la gran mayoría de las historias y argumentos ya le sonaban, pero no sabía de qué.

Con el paso del tiempo y con su gusto por las historias, estudió filología hispánica; quería saber más sobre las novelas y sus autores/as, qué clase de vida habían tenido y por qué se les habían ocurrido tales obras. Pasó años sumergido en aquel maravilloso mundo.

Cuando finalmente terminó su carrera y tras unos años, tuvo que volver un buen día a su pueblo, a aquella pequeña parcela de mundo que ya casi se había extinguido de su memoria.
Una vez allí se encontró con una compañera de la infancia y se fueron a tomar algo a la cafetería casi desértica del lugar.

Comenzaron a charlar sobre anécdotas de infancia, quién se había escondido dónde, cuándo cayó al pozo, dónde había surgido el primer beso, la primera copa, el primer libro y la primera historia, y eso les llevó al anciano. Él no se acordaba de ninguna historia en concreto, pero ella que había permanecido toda su vida allí aún las recodaba con total precisión.

Conforme la chica comenzó a rememorar una historia tras otra, él fue haciendo esquemas mentales que situaban cada pequeña fábula de aquel anciano en una novela o cuento de la gran literatura universal. El viejo había hecho propias las grandes historias de otros autores y las había adaptado a la realidad con él como protagonista. De repente, se puso pálido y no supo qué pensar, acto seguido se despidió como buenamente pudo, terminó sus trámites en aquel lar y volvió a su hogar, mientras pensaba cómo podía haber olvidado aquellas historias, cómo las recordaba aquella joven y qué era lo que pensaba acerca de aquel viejo que había ¿robado? las obras de otros autores.

Al día siguiente se levantó mientras pensaba si su infancia se había asentado sobre una mentira, si todas las vivencias en torno a las historias del viejo eran falsas. ¿Por qué había mentido aquel anciano? ¿Cuál sería su razón?


¿Fue un vendedor de humo o un contador de historias?




Foto de Robert Doisneau.




















domingo, 2 de octubre de 2016

Esperanza, luces y acción.

Suenan las campanas mientras un viejo en su esquife vuelve al puerto con el cuerpo cansado y un par de peces en la bolsa. Avanza hacia el bar de la villa donde encuentra a los parroquianos habituales y se sienta en su taburete cotidiano a ver el resumen deportivo en la televisión mientras en la cocina le preparan una de sus presas. Hoy cena, mañana desayuno, después habrá que volver a salir al mar.

En televisión aparecía la joven reportera que analizaba el juego de su equipo y mientras comía escuchaba. En el bar se iba generando un bullicio en torno a una problemática local.

La cuestión era si el puerto y sus alrededores debían abrirse a grandes embarcaciones. El pueblo había crecido y su principal actividad económica ya no sólo era la pesca, sino también el turismo.

Un creciente interés gastronómico y las diversas sendas acondicionadas habían generado un impulso al pueblo que veía como cambiaba su pequeña rutina.
Se habían reformado casas y pisos para las nuevas gentes que con el repunte del turismo habían decidido montar su negocio y trasladarse de la capital a la villa. Aunque en general los nuevos inquilinos formaban parte de la comunidad, también se empezaron a construir chalets alejados del vulgo.

Con todo ello se abrió el debate del puerto. Si salía la apertura, la biodiversidad marina corría peligro y el negocio pesquero podía perder sus bancos habituales. En el sentido positivo el crecimiento turístico aumentaría.
Todo este asunto había generado una polémica que enfrentaba a parte de la comunidad.

La “modernización” era una palabra que estaba en el centro del tablero de debate.
“Renovarse o morir”; “avanzar hacia el futuro”; “Un pueblo con futuro” “Una nueva economía”
eran frases hechas que circulaban de boca en boca por parte de las voceras de lo nuevo.
Carteles, charlas de economistas “reputados” eran parte de una nueva cotidianidad en la villa en pro de “un nuevo futuro”, hasta tal punto llego, que se fundó una pequeña radio como parte del novedoso proyecto.

En la otra parte se encontraban sobre todo las familias pesqueras y alguna persona del turismo. Insistían en la necesidad de la pesca como actividad necesaria para la supervivencia del pueblo. Las nuevas embarcaciones traerían consigo el fin de la pesca.
 El viejo acabó su cena y se levantó del taburete, los deportes habían terminado y su equipo había caído por dos goles. El bullicio siguió creciendo y él salió por la puerta.





Foto tomada de Rafael Ojea Perez en www.flickr.com 






































miércoles, 14 de septiembre de 2016

Viajar

“Viajar: Trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.”
 -RAE-

Una definición estancada en un solo movimiento de coordenadas que nos deja sin lo fundamental del viaje, el lugar.

Cuando viajamos no sólo miramos, no sólo observamos. Cuando viajamos debemos respirar el aire del lugar e imbuirnos en su ambiente.

Viajar, curiosa palabra que como tantas otras muere poquito a poco de soledad, los instantes únicos dejan paso a las captaciones múltiples que entroncan con la “radiofonía” de las mismas a todo nuestro mundo virtual.

Decimos viajar cuando realmente hablamos de visitar. Cada día que pasa, las instantáneas se abren camino y los instantes pierden eficacia.

Cada día hay menos suelas que gastar, menos caminos que recorrer y como si de un ferrocarril se tratara, pareciera que sólo hay un único camino.

Pero viajar, puede no ser necesariamente a un lugar, sino viajar durante un periodo de tiempo a una realidad diferente, vivir en una cotidianidad “alterada”; “diferente” o como la queramos nombrar. El caso es que la irrupción de esta "rutina" tiene dos finales posibles.

El primer final tiene un punto de inicio y de termino. No debemos olvidar que hay historias/vivencias/días/noches que aún terminando, marcan un antes y un después.

El segundo final es el inicio de un nuevo día a día, es cuando la cotidianidad “alterada” pierde su calificativo para ser parte del diario constante de nuestra vida.

Hay veces que podemos escoger si queremos ser viajantes eternos y migrar de historia en lugar y de lugar en historia con el petate lleno de ideas y música de diferentes partes... por contra, hay otras en las que no podemos escoger, y sin nosotros ser parte activa nos afecta directamente y se nos impone una realidad nueva, un viaje que hacer sin querer nosotros viajar, sin petate y con un nudo de incertidumbres por resolver…


Menos mal que siempre nos quedará el mar.








domingo, 3 de julio de 2016

Puente



Andaba yo por la calle Kilimanjaro cuando vi al anciano que se sentaba en la calle a pedir dinero. Se encontraba día tras día en el mismo sitio entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche. En cuanto tocaban las campanas las nueve, se levantaba, cogía su sombrero con la recolecta del día y bajaba unas escaleras que se encontraban cerca.
Nunca me había parado a pensar en cómo sobreviviría, cómo sería capaz de llevar su cotidianidad. Pensé en preguntarle, pero supuse que sería incómodo para él (o tal vez para mí), él era un hombre pobre y yo mal que mejor podía tirar para adelante, tenía un techo donde dormir, un trabajo con el que ganar dinero y pan que llevarme a la boca.

Conforme pasaron los días mi curiosidad iba en aumento y como no podía preguntarle (tal vez no quería, ya fuera por la incomodidad o porque no quería hablar con él pese a mi curiosidad), dediqué parte de mi tiempo a observarle. Tomé un café todos los días en un bar que se encontraba frente a su calle. Él se sentaba religiosamente a las cinco y estaba horas y horas sin moverse ni tan siquiera un ápice (acabaría con el culo destrozado de seguir así), a las nueve continuaba su trámite, cogía sus cosas y mientras bajaba unas escaleras desaparecía de mi vista.

Todos los días repetía la misma historia, al final fui una mañana con la intención de bajar aquellas escaleras, pero no lo hice, tal vez fue el miedo a encontrármelo y tener que darle una explicación, pero ¿Por qué debía darle explicación alguna? Bajando las escaleras se encontraba la parte inferior de un puente, era un lugar público, de todos, nuevamente me asaltaron varias cuestiones ¿y si no quería verlo? ¿y si no confiaba en él? Pero por qué no confiaba en él ¿acaso desconfiaba de todas las personas desconocidas? La respuesta era no. No desconfiaba de todas las personas ajenas a mí, desconfiaba de él, de repente me vinieron a la mente preguntas que antes no quería oír u ocultaba deliberadamente ¿Y si me atraca? ¿Y si me intenta hacer algo? ¿Y si me pide dinero? Desconfiaba por ser pobre, por ser un sin techo, por ser un vagabundo. Me puse triste, yo que pensaba creer en la igualdad, en un mundo más justo, en ir en contra de los prejuicios, yo, estaba yendo en contra de todo lo que supuestamente defendía. El sería un hombre pobre, pero yo me sentía un pobre hombre.

                                     

Caras:

Tenemos cara
y máscaras
que pueden salir caras.

Faceta prisma y lados,
una hipótesis de saliente X
o tal vez Y.

Dime dónde mirar,
que quieres ver,
y te diré si mi prisma
tiene su luz o la tengo que buscar.





Fotos de Silvia Martín. http://500px.com/SilMar

domingo, 19 de junio de 2016

Sonrisas y arcos de medio punto

Estaba sentado en la terraza del bar, el sol entraba en el horizonte y sus rayos apenas llegaban a la plaza. Carlos me trajo un café con leche y un bollo de media luna mientras como cada mañana me decía: "¿Cómo va la cosa? hace un buen día hoy ¿no?" inmediatamente después se iba y volvía a trabajar. Era una curiosa rutina, parecía una conversación, pero no llegaba a tal cosa, bueno, como casi todo en esta sociedad donde parecen muchas cosas y al final, no son.

La sonrisa tiene mucha culpa, no es que sea en sí falsa, ni que tenga malas intenciones, pero ¿Cuántas sonrisas son sinceras?
Con un chiste malo nos reímos por no desmerecer al recitante. Cuando no entendemos algo y el contexto es gracioso o simplemente soltamos una sonrisa por no preguntar "¿Que decías?" Una sonrisa que se suelta como una moneda o un chascarrillo cuando el contexto no te agrada, es incómodo y en un momento todo el mundo se ríe y a ti no te apetece nada, pero lo haces por no desentonar.

Curioso caso, tal vez pueda parecer un escéptico de la sonrisa ¿Es algo bueno hoy día?. Aunque por otra parte ¿hay sonrisa buena?

Sin duda, la sonrisa de un hijo a sus padres (Tal vez suene cutre, estereotipado o cursi, pero, ¿Hay sonrisa más sincera que la de la inocencia?). También esta la sonrisa cómplice, esa sonrisa entre dos personas que no hablan y saben lo que piensan, sólo sonríen. La sonrisa de un beso, esa sonrisa que sale casi como un resorte según se tocan los labios, se unen las manos y cuerpos.

La sonrisa sin duda es curiosa, puede llegar a ser lo más humano, o al menos entre lo más característico.

Sonriamos pues, en lo cotidiano.







                                                        Sonrisa

                                             Arcos de medio punto que

                                            se arquean en consonancia

                                              a la melodía del tiempo

                                            que al dulce y amargo son

                                          del paso a paso y del día a día

                                         marca sus pliegues y estructuras.

                                                 Sonríeme, Sonríete.






Fotos de Silvia Martín. http://500px.com/SilMar




martes, 26 de abril de 2016

O povo é quem mais ordena

Es curiosa la historia, la experiencia de miles de años de estudio y sus continuas contradicciones forjaron a un padre que comprendió que para moverse, hay que saber por qué se mueve, para qué se mueve y hacía dónde se mueve, un padre que explicó la razón por la cual saber dar un martillazo sin darlo y martillear sin saber cómo hacerlo no tiene sentido.

Casualidades de los acontecimientos dieron lugar a alguien que aprendió a martillear y dejó las claves de cómo segar el pasto y recoger los frutos del trabajo. Por querer enseñar la labranza tuvo una vida de idas y venidas, cómo decía la canción:
                                                                       
“correle, correle, correla
por aquí, por aquí, por allá
correle, correle, correla
correle que te van a matar”

El sol salía al comienzo de un nuevo día y los grandes parajes labriegos al contrario que otros días se hallaban desolados, ningún campesino ni campesina araba la tierra, plantaba las semillas o cuidaba de la tierra. En ese mismo instante desfilaban por las principales ciudades el pueblo ganadero, el apicultor, el campesino, el fabril… Caían banderas Tzaristas y el sol en el zenit del mediodía impactaba en el mástil por el que subía la nueva bandera, la bandera comunera, la bandera roja.

Pasaron los años con vientos de cambio y cambiazo, cuando el águila daba gato por liebre y en la terra da fraternidade una sombra que recorría Europa instaló su nido durante muchos años. Aquellos que labraban sufrieron el yugo bajo el látigo, pero un 25 de abril se escuchó el sonido de la esperanza…

Y llegamos al hoy donde se abre el telón de fina seda para que en el escenario salgan los títeres a bailar y entonar el canto de sirena. Teatro de robusta madera, con muebles, bancos y el escenario tallado a mano por los mejores ebanistas y carpinteros del imperio. Cada día se habla del esfuerzo para comprar la entrada, de lo mal que se vive fuera del mismo, del sudor y lágrimas propias y del vecino, pero todo se olvida cuando uno reposa sobre la butaca tan cómoda, entonces silencio, la función va a comenzar…







Imagen: Propaganda de los Comités Cívicos de la iglesia durante las elecciones italianas de 1948.

viernes, 15 de abril de 2016

Juicios, funerales y fugas.

Juzgan con ganas o sin ellas, analizan queriendo y sin querer, lo cierto es que cuando se conoce a alguien, se visita un nuevo lugar o se lee un libro se tiene la costumbre de emitir un veredicto, que como todo veredicto, bien puede ser cambiado.

Entre juicios y juzgados amanecía un nuevo día, donde las manos limpias aparecían cubiertas de fango, tal vez alguien debería decirles que para cuchar no hay que llevar traje de fina seda, sino ropa cómoda y apropiada para la tarea, por utilidad, ¿Cambiarán los pijamas de marca y las sábanas de seda egipcia por el mono naranja?

Panamá y Jersey siguen dando bandazos alicaídos por sus falsas sedes, su papel en la vida y los compiyoguis que abandonan el barco, están pensando en hacer una peregrinación para limpiar su alma impía, eso sí, juntos. El camino varía, pero lo que está claro es que su final será Soria, tierra amiga desde hace años.

Mientras un día como hoy se nos fue un humanista, que entre “La Náusea” y “El ser y la nada” dijo que no a un nobel de literatura, bien tuvo con osadía la entereza de denunciar al Águila de barras y estrellas mediante el tribunal Bertrand Russel, osado fue, pero su obra vive. 

Mientras el día se apaga conviene  acordarnos de un caso que tuvo al mundo en vilo, un 15 de abril de 1920 se producía el atraco por el que se juzgaría a Sacco y Vanzetti, mientras el mundo protestaba por el juicio y la condena, fueron ejecutados mediante electrocución.

En Soria con manos limpias preparan ya la fuga (¿De prisión o capitales?), todo se jugará un 15  de abril en honor, como no podía  ser de otra manera, a Eleuterio Sánchez Rodríguez (El Lute),  parece que Lute empieza a marcar tendencia en la derecha del país.


Foto de Charlie Hebdo



jueves, 14 de abril de 2016

Federico sigue vivo.

Entre libros, libretas, hojas, escritos, tachones, tinta, pluma, bolígrafos y demás utensilios escribanos, salieron las obras en verso y narrativa, nacieron Bernarda, Leonardo y la Luna entre muchos otros, de tal forma que los lugares donde se iban creando bien podían haber  sido salas de parto cuya mente embarazada no dejó de parir hasta su fin.

Allá por Fuente Vaqueros, un buen día de 1898 nacía una luz española, universal. Como buena luz, hizo milagros, y aunque no podía convertir el agua en vino, sí pudo convertir folios en blanco en obras de arte, tal vez (al menos para el autor de este blog), eso tuviera más mérito, aunque no todos pensaron así.

En el principio de un anochecer que duraría cuarenta años, había quienes se dedicaban a apagar las luces y quienes firmaban su apagado, ambos dos preferían el vino al verso. Tal vez ofenda a su memoria pero creo que un verso bien puede explicar que reclamaban los señores oscuros:

Patriotas se hacían llamar
y reclamaban libertad,
Española, blanca y gallarda.

No hay lugar para el rojo,
marica o bollera, pues su
patria es grande pero no les
llega la mollera.

Apagando los faroles, bombillas
Y velas se ganaban la vida,
en la oscuridad de la cueva
se vive sin duelo, ni ojos, ni pena.

Al final se apoyaron en la Iglesia
que con los brazos abiertos
les limpio el alma por el dinero
de una faltriquera.

Entre misas y santones
firmaron las leyes que acabaron
con las luces, la cultura y la vida.


La luz con forma de padre fue apagada un mayo del año 1936, cesaron los versos, cesaron las obras y con la oscuridad murió la cultura. Después de casi ochenta años la cultura no volvió, la memoria se olvidó y la luz sigue enterrada pero no buscada. Los vendedores de humo bien pertrechados y con sus caballos esbeltos llamaban a gritar por la democracia, y nos vendieron libertad cuando realmente estaban diciendo: Olvido.

Luz de luna y claro
que parió una y mil noches
al compás de los silencios.

Recto operario de la
prosa y pícaro dramaturgo
social.

No hay olvido para tu
obra ni para tu vida.

Diste tanto como pudiste
escribir, tanto como supiste
hacer y más que te quedó por dar.

Te apagaron salvajemente,
mas nunca morirás, pues vives
en tu obra y nuestros corazones.

En memoria de Federico García Lorca.




Un catorce de abril para los comunes.

Entre lánguidas monedas de cambio tras una ribera se escapa un furibundo monarca de porcelana, envuelto entre algodones. Mientras eso sucede, se iza en Éibar la tricolor y, a unos kilómetros de distancia, un joven pastorea mientras otea con avidez versos y narrativa que no hacen sino acrecentar su mundo e inspirar sus versos. En una generación llamada del veintisiete creció el pastor, padre, marido y poeta.

Surgieron de las sombras los caudillos y Entrambasaguas, que lograron con ayuda del Condor Alemán y el padrino italiano prohibir la poesía, los títeres y la picaresca, el país se llenó de relatos oficiales, y así, acabaron con la primavera y sus trece rosas.

Según caía el caudillo empezaron los relatos del héroe campechano, quien podía rivalizar con el mismo Heracles y sus doce trabajos según la gaceta, vivía en el extranjero y estaba preparado, había sido criado en un manto de seda en su exilio y nada impedía su vuelta al reino.

La televisión española sacó su primera película de ciencia-ficción, pero la vendió como “reality”, en ella salía un torticero de bigote en una cámara convulsa y el tan esperado rey amado llamando a la calma. Nos dieron gato por liebre y el film se llamó Transición.

La Transición trajo consigo la fiesta democrática, y mientras comenzaban los sondeos esperaban en las cunetas los olvidados, qué como su propio nombre indica pocos recordaron, empezando por Suárez y acabando en Rajoy, la memoria se llenó nuevamente de relatos oficiales a veces caricaturizados como la razón.

El relato futuro nadie lo sabe, pero en el camino las cunetas siguen gritando mudas, los titiriteros siguen con miedo y quienes se mueven no sólo sienten las cadenas sino que las padecen. A cientos de kilómetros miles de personas son tratadas como ganado y exportadas a Turquía con un “tratado de contención”. La poesía es un arma cargada de futuro solían decir, tal vez debamos a empezar a disparar versos y palabras… siempre a la zurda más que diestra.

miércoles, 13 de abril de 2016

Entre besos y bambalinas.

En un día historias ocurren a la par y en el mismo momento, mientras se dan besos, caricias y sonrisas de diversa índole, un beso puede ser a un ser querido o a alguien que acabas de conocer, caricias entre amantes del dólar y sonrisas (forzadas) con el cliente pesado que no te deja de molestar.

Empezaba el día con las sonrisas entre interior y su razón, pícaramente un galardón sobrevolaba la fachada y la encomiable labor policial del emérito director era reconocida por su viejo amigo, un viaje histórico de dos grandes confidentes de la vida. Su sonrisa opacaba las trémulas insinuaciones de unas imputaciones  cantadas con panderETA abertxale.

En ese mismo momento, en una terraza un joven se paraba frente contra frente y sentía que su cuerpo empezaba a sudar en frío mientras veía su reflejo en las pupilas que tenía delante, sus manos se pusieron a temblar y la voz se entrecortó poco a poco, parecía que no le salían las palabras, sin embargo el tiempo seguía pasando. El sol empezó a apretar en lo alto del cielo mientras juntaba un poco más la silla a la mesa para poder coger la sombra, entonces, el ambiente se enmudeció y ya no se escuchaba el aleteo de las palomas, la voz de fondo de diversas conversaciones alrededor y mientras ella daba un trago de su refrigerio, cae una gota que súbitamente recorre sus labios y ya sin dilación juntó sus labios con los de ella, el sudor se fue, el mundo ya no existe y su mente esta en blanco.

Horas después entraba en el chigre un galán español, un conquistador de las américas que mientras alzaba su voz melódica  pedía un chatín de vino y se ponía a discutir con el resto de la troupe a la par que se quitaba sus gafas de aviador y las guardaba en el bolsillo de la camisa, la cual se encontraba entreabierta mostrando su pelo en pecho. La camarera le servía su chatín de vino y entonces unas miradas con sonrisas flirteaban en el ambiente, él siempre diciendo “Qué guapina yes, qué pena que seas de izquierdas, algo malo tenías que tener” y suelta esa carcajada ostentosa, mientras ella piensa en la caricia con cierta fuerza e inercia que le apetece darle, sonríe apretando la boda y dice: “Qué gracioso eres, pero no todos podemos pensar igual”

Sucesos que retumban entre amor, miradas y sonrisas que gritan besémonos, amemos y acariciemos en este y otros días.


Beso con los labios humedecidos
y callados, mientras se cierran los ojos
las pestañas tocan los pómulos sonrojados.

Besó con ganas y fuerza sabiendo
que el último beso siempre se recuerda
más que el primero.

Beso alegre y travieso que
mueve los labios y forma
una sonrisa conjunta.

Besó, beso, besé
porque no sólo hay finales felices

pero no todos los finales son tristes. 

martes, 12 de abril de 2016

12 de abril.

El doce de abril se encuentra donde se le espera, en un calendario que lejos de parecer instrumento cotidiano, está lleno de historia y relatos de personas y personajes que viven por la historia o que murieron de olvido.

¿Quién construye nuestro día a día más que nosotros mismos?

Bien es cierto que podemos construir un relato gris, estático, casi como una mascarada donde todo parece igual y diferente, donde todas las personas tengan su blanca máscara, su vestido franela o su chaqueta de panamá, pero unos sean del Madrid y otras del Barça pero también haya quien sea del Eibar, del Oviedo, del Logroñés y del Caudal. Donde unas tomen Ron habana 7 y otros Bacardi con sonido a gusanera, donde todo entra en un marco visiblemente invisible.


Bien es cierto también que hay a quien no le gusta el gris o que habiéndole gustado prefiere quitarse su chaqueta de Panamá o su vestido de franela para ponerse lo que realmente quiera, porque la pasarela ya no marca la línea de dicción y puede dejar el trono y las pretendientes pretensiones marcadas por el ABC de la televisión y empezar a pretender comerse el mundo.

Tal vez también nos guste construir un relato diferente que no encaja en un marco porque en ese marco no caben todas las personas que queremos que estén, porque queramos construir un relato con memoria donde se acuerda del olvido.


Tal vez lo común de un doce de abril sea lo que no se deba volver a repetir, tal vez lo diferente es lo que se deba de hacer en bucle y sin parar.

En este doce de abril enciendo la televisión y habla de Panamá, del Trono y las miserias que vociferan ¡Salvame! Pero sí es de noche todo vale mientras sea Deluxe.

Porque yo prefiero acordarme de Galileo donde un día como hoy la inquisición lo llamaba Hereje, donde un doce de abril en el marco de lo común en Fort Pillow las fuerzas confederadas asesinaban a la mayoría de los soldados afroamericanos que se habían rendido.

Un doce de abril más que pudo ser menos.

Presentación

Con paso lento pero firme, las diversas entradas que aquí vayan sucediéndose irán cogiendo forma en sentido de opinión, reflexión, relato o poesía.

Qué es la palabra ya sea escrita o hablada sino (entre otras cosas) un vehículo entre las personas, una manera de comunicarse.

Pero hoy en día, en la era digital, donde los telediarios copan las opiniones mediáticas y marcan tendencias al estilo de la pasarela Cibeles, donde internet esta lleno de blogeros/as y youtubers de toda índole, ¿Por qué hacer otro blog? y ¿Por qué no?

En un mar lleno de peces y pescadores/as, tal vez otro barco de pesca sea uno más, tal vez sea. el esquife del viejo Hemingway.